No hubiera imaginado que algún día me volvería a examinar de selectividad. Es cierto que la semana pasada no tuve que realizar ningún examen en la Facultad de Medicina junto al resto de alumnos de mi centro. Pero de alguna manera sentía que ellos se examinaban por mí, que la calificación que obtuvieran en el examen de Matemáticas era también una calificación indirecta a mi trabajo durante los dos años que les he dado clase. Confiaba en que harían un buen examen pero no las tenía todas conmigo. Más bien estaba convencido de que podían hacer un buen examen pero no estaba tan seguro de que lo hicieran. Al fin y al cabo sólo tres alumnos han venido a las clases de repaso en los días previos. ¿No podía ser eso un síntoma de dejadez? O tal vez estaban concentrados estudiando en casa y no querían perder el tiempo acudiendo a las clases de repaso (sospecho que eso es lo que yo habría hecho si en mis tiempos hubiera habido clases de repaso para selectividad). Ay, cuántas dudas y temores. Eso de examinarse por persona interpuesta no deja de ser un riesgo. Tu trabajo está en manos de lo responsables que decidan ser los alumnos y de la capacidad que tengan para controlar sus nervios ante una prueba que les intimida y a la que nunca antes se han enfrentado.
Entro en la sala de profesores en busca del alivio del aire acondicionado (el habitáculo destinado a albergar los Departamentos de Francés, Latín y Matemáticas es una sauna) y me entero de la esperada noticia: ya están las notas de selectividad. Nervios. Necesito el DNI de los alumnos para poder consultar su calificación. En Dirección me facilitan un listado. Voy consultando uno a uno. La primera sensación es de alivio, no se ha producido ningún desastre, los resultados son aceptables. Pero de inmediato el alivio se convierte en decepción. Vale, los resultados no son malos pero podrían haber sido mejores (De eso me acusan los alumnos, de que nunca estoy completamente satisfecho. Yo les respondo que de ellos siempre espero lo mejor porque sé que pueden llegar a conseguirlo).
Estudio las calificaciones más detalladamente y empiezo a valorar los resultados en su justa medida. La conclusión final tiene más elementos positivos que negativos. A saber:
Son nueve los alumnos de mi tutoría que se han presentado a la Prueba de Acceso. De ellos:
- Ocho aprueban el examen de Matemáticas (obtienen al menos un 5).
- Un alumno ha sacado un 10 en el examen de Matemáticas (ole mi Adrián).
- Cuatro han obtenido más nota en el examen de Matemáticas que en ningún otro de la Prueba de Acceso.
- Siete han obtenido mejor resultado en el examen de Matemáticas que en la calificación final de la fase común de selectividad.
- La nota media de los nueve alumnos en el examen de Matemáticas es de 6.18
- La nota media de los nueve alumnos en selectividad es de 5.40 (lógicamente la nota media sin contar Matemáticas sería todavía más baja).
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